El Magonismo en la historia del movimiento obrero
Por José López
El historiador, novelista y exmilitante sindical, Paco Ignacio Taibo II, inició una conferencia sobre la vida de Pancho Villa, allá en alguna ciudad de Italia, con una pregunta francamente inquietante. Preguntó: ¿De quién es la historia? ¿Quiénes son los dueños de la historia? Y propuso 3 posibilidades:
a) Los propietarios de la historia son los
profesores de historia, que son la voz autorizada para decir cómo sucedieron
las cosas.
b) La historia es del Estado, que escoge
personajes a su conveniencia utilizándolos como legitimación. Y una última que
él llamó realmente subversiva,
c) La historia es de los ciudadanos, de
nosotros, pero al mismo tiempo no es la misma. Los oligarcas, la burguesía,
tiene su historia y nosotros tenemos la nuestra. Como ejemplo, se reivindicó
nieto de Spartaco, ¿Por qué no?
Taibo señaló que la historia es un cúmulo de
referentes, de deudas con el pasado, un pasado al que le debemos… Con
personajes que no merecen acabar de morir.
Lo interesante consiste en que para apropiarnos
del personaje tenemos que contarlo, traer su historia, reconstruir nuestras
referencias, nuestro imaginario…
La historia oficial está llena de hombre de
poder, de burócratas, indicó Taibo, necesitamos repoblar la historia con
personajes épicos, heroicos, hay que traer la gloria de la revolución y
aventura a nuestros imaginarios…
Me parece que Paco I. Taibo tiene razón. Es
necesario tomarle la palabra cada vez que sea posible. Afortunadamente esta
actividad que con de todo corazón realizamos es exactamente lo que propone
Taibo.
Dice Taibo que la historia debe ser de
nosotros. Pero cuando hace esta afirmación, no olvida que hay clases; dice que
tanto la burguesía tiene su historia, la que nos repite a diario en las
escuelas, y medios de comunicación, etc., como nosotros tenemos la nuestra, al
menos debiéramos reivindicar nuestra historia.
La clase explotadora tiene sus propios héroes,
Eugenio Garza Sada, empresario ejemplar de su clase social, le rinden homenaje
año tras año. Pero hay otro personaje, el cual había sido descalificado por la
burocracia que se asentó en el poder después de la interrumpida revolución
mexicana. Me refiero al dictador Porfirio Díaz. Ahora la burguesía lo
reivindica como un gran contribuyente al “orden y progreso” del país mexicano.
Pues sí, ahora que ya está más fortalecida en
el poder político se atreve a traer a sus héroes por más sanguinarios que hayan
sido. Y es entendible, porque ¡ah! Cómo desearían que esos personajes
volvieran, un presidente de tan mano dura contra el pueblo pobre pero tan
lacayo a los intereses capitalistas tanto mexicanos como del imperialismo
yanqui. No estoy diciendo que el presidenzuelo actual no sea duro contra la
clase trabajadora, me refiero a que las divisiones que hay dentro de la actual
clase política no le permite imponer una línea homogénea para todo el país como
lo sueña la clase capitalista y como sí lo podía el general Porfirio Díaz.
Decía entonces que hay que traer a nuestro
imaginario a personajes heroicos, pero obviamente que hayan servido a la
liberación de la clase trabajadora, así como luchas proletarias significativas.
Revolucionarios cabrones, bien fajados, que enfrentaron a todo un aparato
coercitivo del estado y claro está, de todo un aparato mediático dirigido por
la clase propietaria.
Hoy es una gran oportunidad para rendirle
nuestro respeto y admiración a un campeón del pueblo trabajador, me refiero a
Ricardo Flores Magón, nacido en San Antonio Eloxochitlan, Oaxaca, el 16 de septiembre
de 1873. Pero que quede claro, no estoy hablando de crear ídolos. Como decía
Alí Primera de Simón Bolívar que “No es un santo para prenderle una vela”. La
misión es traer acá, después de 86 años de su asesinato, su espíritu
revolucionario, que sirva para alimentarnos de su fuerza para seguir en esta
lucha a muerte, que hemos iniciado contra el Estado y la Burguesía.
Que nos sirva de ejemplo su pasión
revolucionaria para no decaer después de una triste derrota. Que nos sirvan de
referencia las estrategias que siguió junto a sus compañeros de la Junta
Organizadora del PLM.
-Definiciones políticas de Ricardo Flores
Magón.
Ricardo Flores Magón, se puede decir que ya
traía en la sangre ese espíritu igualitario y rebelde. El ejemplo de hombre de
justicia se lo inculcó su padre, tanto a él como a sus 2 hermanos, Enrique y
Jesús.
Su padre había empuñado las armas contra los
invasores franceses y protagonizó batallas importantes para derrocar a
Maximiliano de Habsburgo.
Enrique Flores Magón, en un libro de un
historiador llamado Samuel Kaplan narró la siguiente historia, que habría de
marcar a los hermanos revolucionarios, sobre todo a Enrique y a Ricardo:
“Paseábamos mi padre y yo por el Zócalo, enorme
plaza de la ciudad de México, donde la gran catedral mira de reojo al Palacio
Nacional. De repente, mi padre divisó a Adolfo Gamboa. Era un viejo amigo de
nuestro pueblo de Teotitlán de Oaxaca. Con caras radiantes y exclamando “¡Qué
gusto de verte, mano!” mi padre y Adolfo se dieron un fuerte abrazo.
Adolfo me acarició la cabeza: “¡Que ojos tan
pícaros tiene este chamaco!” –dijo, y notando lo mal que iba vestido mi padre
le preguntó: “¿Cómo te va, Teodoro?” “No muy bien que digamos”, repuso
secamente mi padre. “Pues mira” –dijo Adolfo haciendo una mueca de reprobación-,
“si eres pobre, Teodoro Flores, tú has de saber por qué. Pa´qué eres tan
menso.”
Mi padre le miró sorprendido: “¿Por qué me
dices eso, Adolfo?”
“¿Has olvidado” –contestó éste- “que eres dueño
de tres grandes haciendas en nuestra tierra? ¿No es cierto que tienen los
suelos más fértiles de Oaxaca? Pues entonces… Vende esas propiedades y te harás
rico. Así podrás como quieras en una mansión de México y pasarte tus vacaciones
en las capitales de Europa. ¡Ya me gustaría una vida así! Dime, Teodoro, ¿no te
dio el presidente Benito Juárez los títulos de esas haciendas?”
“Si, Adolfo. Tengo los papeles. Me dio las
tierras como premio a mis servicios en la guerra contra el austriaco
Maximiliano. “Pero esas tierras no me pertenecen” dijo mi padre acompañando las
sus últimas palabras con un movimiento de su voluminosa cabeza.
Adolfo le miró con ojos incrédulos: “¿Tienes
los títulos pero la tierra no te pertenece? ¿Estás loco? ¿De qué estás
hablando?”
“La tierra pertenece al que la trabaja. Su
esfuerzo y su sudor la hacen fértil, Adolfo; es tierra comunal. Por lo tanto no
tengo derecho ni a un palmo, ni a un elote… y estoy lejos de esa tierra
querida.” Y mi padre dejó escapar un largo y tembloroso suspiro”.
La influencia anarcocomunista contagiada en los
Estados Unidos, Ricardo la fortaleció al recordar las costumbres y forma de
autogobernarse en el pueblo donde vivió de niño y que su padre les recordaba
cuando vivían ya en la ciudad de México. He aquí un pequeño ejemplo, el cual
explicó Enrique recordando las palabras de su padre, en el anterior libro
llamado “Luchamos contra la injusticia”:
“¡Qué distinta es la vida en Teotitlán y su
región a la vida en gran parte de este pobre México! En Teotitlán todo se posee
en común, menos las mujeres. Toda la tierra alrededor de cada uno de nuestros
pueblos pertenece a la comunidad entera. Todas las mañanas salimos a trabajar
la tierra. Todos, menos los enfermos, los inválidos, los viejos, las mujeres y
los niños. Y cada cual lo hace con alegría, porque le da fuerzas saber que el
trabajo que él y sus compañeros realizan es para el bien común. Llega el tiempo
de la cosecha. Observen, hijos míos, cómo se dividen las cosechas entre los
miembros de la tribu. Cada uno recibe su parte de acuerdo con sus necesidades.
El quitarle a un vecino lo que es suyo por derecho” –y aquí mi padre hizo una
mueca de desdén-, “práctica en que incurren muchos en la ciudad de México y en
otras partes, ni se les ocurre.”
“Entre nosotros”, -prosiguió, levantando un
dedo para hacer resaltar lo que iba a decir- “no hay ricos ni pobres; ni
ladrones ni limosneros. En esta gran capital se ve todo lo contrario: los más
ricos y los más pobres. Ladrones y mendigos por todas partes. Esto no pasa en
Teotitlán. Estamos todos en el mismo nivel económico.”
“Se dice que yo era el que mandaba sobre ellos”
–y al decirlo mi padre sonrió-, porque yo era el tata. Es verdad, yo era el
jefe. Pero hasta el momento de marcharme de Teotitlán yo no di órdenes. No
ejercí jamás una autoridad coercitiva. No hice más que de consejero y árbitro.”
Sus ojos oscuros destellaban con una mirada
profunda y lejana. “No se impone una autoridad. No hace falta, hijos míos.
Vivimos en paz, estima y cariño los unos de los otros, como amigos y hermanos.
Pero el Estado no podía desaprovechar la
oportunidad de violentar esa comunidad: (Esta forma de vida idílica acabó
violentamente en 1895, cuando el presidente Díaz envió a jueces, políticos y
soldados y dividió la tierra entre sus favoritos.)
¿Y cuál era el contexto en que creció
intelectualmente Ricardo y que fue determinando su inclinaciones inquietudes y
acciones el resto de su vida?
El historiador Fernando Fernando Zertuche Muñoz
la describe de la siguiente forma:
“A partir de 1890 prefiere ostensiblemente la
inversión extranjera. Ferrocarriles, minería textiles, comercio y servicios se
pueblan de dueños ajenos y, cuando se puede, de políticos mexicanos. Recursos
foráneos, socios nacionales privilegiados y leyes adecuadas para la acumulación
de riqueza son los ingredientes de una falsa modernización nacional, que pronto
se convierte en postura gratificante para discursos, ceremonias y premiaciones.
Se trata, más allá de las palabras, de la constitución de una élite capitalista
que cumple todos los requisitos de una adelantada burguesía”.
Claro, esto a la par de una ya constituida de
hacendados en el campo que se convertían todos unos señores feudales. Y una
clase explotada de peones campesinos reducidos a la esclavitud más humillante.
Una descripción más cruda la da Ricardo Flores
Magón en el año de 1903 en el Hijo del Ahuizote:
“El clero, los capitalistas y el gobierno
–acompañado por el militarismo surgen como los enemigos de la libertad, la
justicia y la democracia.
El capitalista, el fraile y el alto
funcionario, ya se civil o militar no son tratados en México igual que al
obrero humilde o cualquier otro miembro del pueblo…
Los empleados arrastran una vida de humillación
y miseria.
El predominio de las virtudes ha desaparecido:
predomina el oro, predomina el poderoso, predomina el fraile, predomina el
extranjero y nadie más”.
Su odio a la tiranía, representada en el
dictador Porfirio Díaz, lo supo canalizar muy bien por un medio peligroso pero
era necesario arriesgarse: la prensa.
Cuando aún era estudiante de leyes, Ricardo,
junto con sus 2 hermanos y otros compañeros fundaron un periódico llamado el
Demócrata, allá en el año de 1892. Sería la primer tribuna para denunciar las
injusticias cometidas contra el pueblo pobre.
“¡Por fin” –dijo Ricardo gozoso- “podemos hacer
algo! Contamos con un arma que le puede asestar golpes terribles a este
asqueroso gobierno. Pero creo que más vale, al principio, no meterse con Díaz
personalmente, sino con sus paniaguados.”
“Buena idea,” dijo Jesús.
“¿En qué bichos estás pensando, Ricardo?”, le
pregunté yo.
Los ojos se le encendieron. “Metámonos primero
con los tribunales corrompidos y esos hacendados salvajes, y los tripudos
dueños de fábricas que les pagan a los trabajadores salarios tan miserables. ¡A
la chingada todos! ¡Démosles en la mera madre con toda nuestra fuerza!”
“¡Bravo!”, gritamos Jesús y yo entusiasmados.
El Demócrata llegó a un tiraje de 10,000
ejemplares y algo que llama mucho la atención porque sabemos que la mayoría de
la población no sabía leer ni escribir, entonces cómo era posible que se
vendieran tantos periódicos. Pues bien, la gente se lo aprendía de memoria,
como lo recuerda Enrique Flores Magón:
Se reunían en grupos de treinta, cincuenta o
más, en algún lugar en que no pudieran molestarlos sus patrones o los lacayos
de éstos. Allí esperaban la llegada del compañero que sabía leer. Después de
terminar de leer El Demócrata, le pedían que lo volviera a leer varias veces.
Su público, de campesinos en el campo y de obreros en la ciudad le escuchaba
atentamente. Se aprendían el contenido de memoria y lo repetían a amigos y
vecinos. De este modo la influencia del periódico llegaba mucho más allá del
número de ejemplares imprimidos (sic).
Como era de esperarse, el gobierno respondió
con el encarcelamiento de Jesús, Ricardo se salvó porque se hizo pasar por uno
de los impresores. Tuvo que huir y el Demócrata murió en su cuarta edición.
Los hermanos Magón no bajaron la guardia y el 7
de agosto del 1900 nace el mítico periódico Regeneración, periódico
independiente de Combate, lema cuya autoría sería su madre Margarita Magón. ¿Ya
dije que su Padre llamose Teodoro Flores?
El Partido Liberal nace en el año de 1900 y en
menos de 5 meses ya había 100 clubs liberales por todo el país. Un año después,
en el estado de San Luis Potosí se celebró una convención a la cual asistió
también Ricardo Flores Magón. El recinto estaba a reventar, así, uno a uno de
los delegados pasaron a tomar la palabra pero ninguno atacó directamente a
Díaz. El único que sí lo hizo, fue Ricardo, quien no dudó en expresar las
siguientes palabras: “Al que hay que atacar es al gobierno de Díaz. No es más
que una madriguera de ladrones”. Ricardo con su gran presencia y carácter se impuso
en el Congreso con lo que ganó los aplausos de todos los asistentes.
Unos días más tarde, cuando Ricardo ya había
regresado a la ciudad de México, la policía irrumpió a Regeneración y se lo
llevaron junto a Jesús.
Esta situación hizo que empeorara la salud de
su madre, quien ya estaba enferma, casi moría…
Se le pidió a las autoridades que dejaran a los
hermanos ver a su madre pero se negaron.
A la casa donde moría la madre llegó un
emisario y le indicó que sus hijos podrían salir en libertad. La madre sintió
un alivio. Pero con una condición dijo el emisario. Con la condición de que
usted les pida como última voluntad que dejen de atacar al presidente. La
madre, quien muy apenas podía hablar por su enfermedad, dijo con rabia
impotente ¡Nunca! Prefiero verlos ahorcados a que se arrepientan de lo que han
hecho o quiten una sola palabra de lo que han dicho!. El emisario se retiró muy
conmocionado y admirado de la actitud de aquella señora valiente. Enrique
estaba a un lado de doña Margarita cuando ésta ya no pudo más y murió, momentos
después de aquella escena.
El segundo congreso, que se celebraba en el año
de 1902 del Partido Liberal fue interrumpido por la autoridad. Magón no estuvo
presente pues estaba recluido en la cárcel en la ciudad de México.
Cuando salieron de la cárcel de Belén, Jesús
decidió retirarse. Ricardo y Enrique siguieron la lucha por la libertad
recordando a sus padres, quienes detestaron al dictador hasta su muerte.
Los floresmagón ya sin Regeneración decidieron
rentar el Hijo del Ahuizote, que era un periódico de sátira política. Su tiraje
llegó hasta los 26 mil ejemplares, en los cuales se ridiculizaba y criticaba
sin cuartel al tirano de Díaz.
Su influencia fue tal que se fueron acercando
personalidades que acompañarían a los floresmagón los siguientes años como Juan
Sarabia, Santiago de la Hoz; Antonio Soto y Gama, Librado Rivera y otros. Todos
intelectuales, por lo general estudiantes, salvo Rivera que era maestro de
escuela.
De nuevo arrestaron a los floresmagón. Esta vez
porque Bernardo Reyes se sintió ofendido por un articulo en el Hijo del
Ahuizote. Qué sorpresa cuando éstos estando en la cárcel, el periódico volvió a
circular. Los revolucionarios se hicieron amigos de los soldados que los
custodiaban. Les hacían llegar pluma y papel. Se emocionaron cuando supieron
que aquellos reos eran ni más ni menos que los valientes del periódico de
denuncia.
El Exilio: ¡A preparar la revolución!
A los 30 años cumplidos, Ricardo se exilia en
el extranjero. Es un hombre alto, moreno, robusto, rostro ancho. Usa bigote,
tiene rizado el pelo, tiene ojos negros igual su cabello. Fuma constantemente y
la expresión detrás de unos anteojos sin arillos es de una tranquila seriedad.
No tiene fama de enamorado, ni tiene hijos.
Tiene facilidad para escribir y utiliza el seudónimo de Escorpión. No bebe, no
permite ningún pequeño lujo.
A esa edad, cruza la frontera con Enrique y
Santiago de la Hoz.
Llegan a Laredo Texas, los 3 son muy pobres,
comen hierbas silvestres hervidas y verduras que recogen en los alrededores del
pueblo. Trabajan y con sus raquíticos sueldos compran papel, sobres y
estampillas de correo.
La idea era vivir en San Antonio. Le habían
estado dando dinero a un amigo de Manuel Sarabia para rentar una casa pero éste
se lo gasta en alquilar un departamento para su amante.
Los revolucionarios acostumbraban a nadar en el
Río Bravo pero Santiago de la Hoz pierde la vida ahogado en un remolino.
Al estar en los Estados Unidos, los liberales
tenían un objetivo preciso aquel año de 1904: Planear la revolución armada
desde aquel país. Se pensaba publicar, adquirir armas, impulsar el descontento
social y formar grupos clandestinos.
La radicalidad del grupo liberal crea la
primera ruptura en los grupos opositores, los moderados como Camilo Arriaga
deciden romper nexos con los primeros. Mientras los exiliados se dieron a la
tarea de publicar de nuevo Regeneración cuya suscripción llegó hasta los 30 mil
ejemplares.
De San Antonio se trasladan a Sant Louis
Missouri en 1905 y al siguiente año conformaron la Junta Organizadora del PLM.
Juan Sarabia y los floresmagón son arrestados por la autoridad estadounidense,
además de confiscar su imprenta. Al salir huyen a Canadá.
Ese año, 1906, se produce la huelga de Cananea,
donde militantes liberales tienen una participación importantísima. Las
autoridades creían que Ricardo era un tipo muy peligroso para sus privilegios,
tanto que su imagen fue distribuida por cientos de miles de hojas en las cuales
se ofrecía una recompensa de 20 mil dólares por su captura, como si fuera un
delincuente.
También apareció el Programa del Partido
Liberal del 1 de julio de 1906, del cual se imprimieron 500 mil copias (otros
dicen que se imprimieron 250 mil) y fue resultado de una amplia consulta por
entre los grupos liberales existentes en México.
Y aquí me quiero detener un poquito pues este
documento es trascendental y vital para entender la evolución teórica de
Ricardo Flores Magón pero también para comprender los sucesos históricos
siguientes en la vida política de México.
Ricardo, cuando llegó a Estados Unidos tenía en
mente una revolución en México, pero sus reivindicaciones como liberal eran
sólo de índole política, los grupos liberales pretendían una revolución
política. Pero esto liberales se estaban radicalizando aún más, teóricamente,
avanzaron gracias a las influencias socialistas y anarquistas que existían en
aquel país. Ahora ya no pretendían fomentar una revolución con cambios
políticos solamente sino que creían necesaria la implementación de reformas
sociales que apuntaran a establecer condiciones de bienestar para los
trabajadores y para el campo una reforma agraria en la cual se expropiarían las
tierras que los latifundistas no trabajaran.
A fines de 1905, Ricardo lo explica en una
carta a uno de sus partidarios:
“No debemos buscar la caída del tirano actual
para colocar en su lugar a otro tirano, sino que debemos procurar el
derrumbamiento del sistema opresor (…) para implantar un sistema que garantice
mejor la felicidad de los mexicanos. El pueblo tiene derecho de asegurar sus
libertades políticas y sociales, y eso no lo procurará ningún hombre, sino las
instituciones, y las instituciones no pueden ser jamás obras de un general que
dé un cuartelazo, sino conquista legítima del pueblo.
La revolución del porvenir tiene que ser no
solamente política sino social, porque de lo contrario recaemos en otra tiranía
tal vez más espantosa que la que ahora nos agobia”.
Fernando Zertuche señala que el programa es un
intento de conjugar las fórmulas para evitar el autoritarismo, la insumisión a
la injusticia social y económica y constituye una cierta respuesta a las
necesidades sociales y económicas del pueblo.
En este momento, no se tiene un programa de
clase, sino un documento que llama a movilizar también a otras clases, incluso
a la burguesía o hacendados que hasta ese momento fueron ignorados por la
dictadura para el reparto de la riqueza.
Los floresmagón son detenidos pero gracias a la
solidaridad de los sindicalistas socialistas y anarquistas se logró su
libertad. Al salir, Ricardo se exilió en Canadá. Regeneración sufrió una vez
más la represión estatal pero ahora en un país que se decía democrático.
A su regreso a Texas, la Junta Organizadora
prevé que ya se han formado un buen número de grupos armados con los cuales
levantarse en armas pero son descubiertos, inmediatamente son neutralizados por
las autoridades mexicanas y norteamericanas.
Ricardo tiene que huir a los Ángeles, donde se
reúne con sus demás compañeros, lugar donde Práxedis Guerrrero va a publicar el
periódico Revolución. En 1907 las páginas de Revolución dejaron el discurso
liberal y se decoraron con la lucha de clases, de la toma de los medios de
producción. Los liberales pasaban por un progreso ideológico, ahora el
socialismo estaba en el primer plano.
Las autoridades seguían como sombra a los
revolucionarios. Ricardo vuelve a ser arrestado por las autoridades gringas. La
dirección de la Junta Organizadora la toman Práxedis, Anselmo Figueroa y Manuel
Sarabia.
Ricardo Flores Magón se está radicalizando aún
más ideológicamente hasta llegar al anarquismo.
Desde 1905 asiste a conferencias de Emma
Goldman, de Francisco Ferrer, entre otros.
En 1908 se intenta un nuevo alzamiento pero la
autoridad de nueva cuenta los sorprende debido a la red de espionaje existente.
Los miembros de la Junta no pueden comunicarse oportunamente con los clubes y
grupos liberales.
Los revolucionarios liberales toman los
poblados de las Palomas y las Vacas, en Chihuahua, y de Viesca, en Coahuila.
Pero no se dieron las condiciones para mantenerlas por lo que dejan los puntos
tomados.
A pesar de caer en otra derrota, los liberales
obtienen mucha simpatía entre los grupos socialistas, anarquistas y
sindicalistas de Estados Unidos.
-Relaciones de los magonistas con radicales en
Estados Unidos, IWW, AFL, Socialist Party, etc.
En los años de 1910 y 1911, los liberales
desarrollaron diversas actividades de propaganda en Estados Unidos a favor de
una revolución social en México. En este contexto, los magonistas se aliaron y
vincularon con los radicales estadounidenses y emigrados europeos, entre
socialistas anarquistas y sindicalistas.
Años antes, en su estadía en Saint Louis
Missouri, Ricardo y Librado Rivera habían estado asistiendo a conferencias de
anarquistas destacados como el español Florencio Bazora y Emma Goldman, con
quienes tuvieron relaciones políticas y tiempo en que los magonistas
profundizaron en el anarquismo. En 1905 se realizó la convención constitutiva
de la Industrial Workers of the World en Chicago y a la cual asistieron las
principales fuerzas revolucionarias de ese tiempo como la Western Federation of
Miners, con los cuales los magonistas tuvieron muy buenas relaciones. Además de
tener cierta afinidad ideológica, además compartían la explotación de parte de
la misma burguesía ya que varios de los grandes capitalistas estadounidenses
también tenían sustanciales inversiones en México, las minas de Cananea son un
ejemplo.
La WFM pretendía combatir la amenaza constante
de mano de obra barata mexicana muy por debajo de la estadounidense y al
sindicalizarlos se reduciría notablemente el problema.
La relación de los magonistas con los woblies
eran también muy estrecha pues como dice Ruben Trejo en su libro sobre el
Magonismo “tenían enemigos similares, compartían pensamiento políticos
semejantes, eran víctimas de un mismo aparato represivo y compartían el mismo
sueño de una lucha universal contra el capitalismo”.
Incluso se logró que la AFL apoyara a los
revolucionarios mexicanos cuando estos estaban en la cárcel, siendo que la
American Federation of Labor era un organo sindical de los más moderados.
En 1908 se fundó la Mexican Revolutionist
Defense League, en la que participaban radicales estadounidenses como Jhon
Kenneth Turner, y tenían como objetivo recolectar fondos, organizar comités,
contratar abogados, propaganda, mítines y conferencias con el fin de difundir
la lucha de los revolucionarios mexicanos.
Durante la convención de 1908 del Socialist
Party, se acordó por unanimidad apoyar la causa de los liberales presos. En la
campaña presidencial de este partido, su candidato Eugene Debs, señalaba que
los liberales presos eran sus camaradas que luchaban por los mismos ideales de
la revolución y que si a los mexicanos se les debía fusilar entonces a ellos
también.
Los liberales, además de tener como misión la
creación de grupos guerrilleros en México, la adquisición de armas, y de
reclutar voluntarios, también se dedicó a organizar a los trabajadores
mexicanos en Estados Unidos, pues había por decenas de miles. En el año de 1910
formaron la Liga Panamericana del Trabajo con la cual se pretendía establecer
relaciones con otras uniones de trabajadores y alcanzar niveles de vida dignos.
También se propuso crear escuelas y bibliotecas
para promover una educación no enajenada del capitalismo, como consecuencia de
la influencia del anarquista español Francisco Ferrer.
La Liga formuló 6 principios:
1.-Propaganda y sostenimiento de la Educación
Racionalista
2.-Emancipación de la mujer.
3.-Destrucción de los prejuicios de raza y
nacionalidad que dividen a la humanidad.
4.-Participación de los proletarios de todas
las naciones de América en los asuntos de carácter social que afecten a
cualquiera de ellas.
5.-Mejoría de los salarios y condiciones de
trabajo.
6.-Abolición de la guerra
Al poco tiempo lograron su primer triunfo.
Exigieron en una empresa de California un aumento de salario. Como el patrón no
cedió decidieron irse a la huelga y fomentando la solidaridad de clase lograron
su cometido.
En los años de 1910 y 1911 las relaciones de
los woblies con lo polemistas se estrechó aun más porque decenas de ellos se
integraron a las guerrillas en Sonora y Baja California. Para los anarquistas
de la IWW estas acciones se hallaban dentro del principio del internacionalismo
proletario. Así mismo los woblies daban instrucciones elementales gratis sobre
el sindicalismo a trabajadores mexicanos y los invitaban a sus filas.
-Revolución de 1910 y el PLM
En el año de 1910, los dirigentes liberales
habían sido liberados por la autoridad norteamericana de uno de tantos
secuestros que el Capital había asestado contra los revolucionarios mexicanos.
Ese mismo año, Francisco I. Madero, candidato a
la presidencia por parte del Partido Anti-reeleccionista tenía el momento más
fuerte de apoyo en México.
Los liberales no dudaron en señalar que Madero
no representaba los intereses de las clases oprimidas y explotadas mexicanas
sino que provenía de una familia de hacendados y su programa era de carácter
burgués.
El resultado de las elecciones fue fraudulento
por lo que los maderistas se inconformaron y pidieron la anulación de las
elecciones, esto mientras los liberales organizaban grupos guerrilleros por
gran parte del país mexicano.
Los maderistas sufrieron la bota del dictador
por lo que no les quedó otro camino que la vía armada.
Madero pensaba que los pelemistas se unirían a
él pero los liberales dejaron bien en claro que sus programas eran muy
diferentes. Para Ricardo el objetivo era la dignificación del proletariado,
partiendo de la base material de la reducción de la jornada laboral y el
aumento de salarios (esto lo afirma Ruben Trejo). Las tierras y los medios para
cultivarlas deben ser entregados al pueblo.
El PLM proponía el debilitamiento del clero y
el debilitamiento del poder ejecutivo. En cambio el programa maderista no
confrontaba con la Iglesia, no decía nada en cuanto a la dignificación del
proletariado y menos de la entrega de las tierras a los campesinos que las
trabajen. No había por qué extrañarse, Madero venía de las familias
privilegiadas y su programa político no podría traicionar a su clase.
Antes del levantamiento maderista del 20 de
noviembre de 1910, los liberales ya habían tenido acciones guerrilleras en
distintos estados de la República. La Junta Organizadora dio instrucciones de
levantarse en armas todos los grupos armados adheridos al PLM al mismo tiempo
que los maderistas lo hicieron para aprovechar la confusión.
Para Ricardo Flores Magón los insurrectos
debían levantarse en armas con el fin de conquistar la libertad económica, base
de todas las demás libertades. Las masas debían estar concientes que nadie le
daría el pan, ni la tierra, que ellos deberían conquistar estas exigencias
tomando las tierras.
Un día antes del levantamiento armado del 20 de
noviembre, de las páginas de Regeneración se leía:
“Debemos tener presente que lo que se necesita
es que el pueblo tenga pan, tenga albergue, tenga tierra para cultivar, debemos
tener presente que ningún gobierno, por honrado que sea, puede decretar la
abolición de la miseria. Es el pueblo mismo, son los hambrientos, son los
desheredados los que tienen que abolir la miseria, tomando en primer la
posesión de la tierra (…) si al empuñar el Winchester vamos decididos, no al
encumbramiento de otro amo, sino a la reivindicación de los derechos del
proletariado (…) encauzaremos el movimiento popular por un camino digno de esta
época. (…) el bienestar de las familias no lo podrá dar ningún gobierno. Sois
vosotros los que tenéis que conquistar esa ventajas…”.
-Manifiesto Liberal (anarquista) de 1911.
El manifiesto del 23 de septiembre de 1911 es
el documento más significativo desde que los magonistas han abandonado los
principios liberales. Es en el que se muestra, ahora sí, ya sin los elementos
socialistas –como Antonio I. Villarreal-, que han adoptado el programa
anarquista completa y públicamente.
Han pasado por un proceso dialéctico en el
aspecto ideológico en el que confrontaron su pasado liberal con sus
reivindicaciones meramente políticas para confrontar con las ideas revolucionarias
del socialismo y anarquismo que no consideraban –y consideran aún- que una
revolución política no basta, que la conquista de libertades políticas no son
suficientes si no están fundadas sobre la libertad económica. Dicha libertad la
obtiene el proletariado al emanciparse del yugo de las clases propietarias y de
su protector, el Estado. Así, la revolución social se completará al abolir las
clases productoras el principio de la propiedad privada.
A continuación algunos extractos de relevancia importante:
“Abolir ese principio (de la propiedad privada)
significa el aniquilamiento de todas las instituciones políticas, económicas,
sociales, religiosas y morales que componen el ambiente dentro del cual se
asfixian la libre iniciativa y la libre asociación de seres humanos que se ven
obligados, para no perecer, a entablar entre sí una encarnizada competencia, de
las que salen triunfantes no los más buenos, no los más abnegados, ni los mejor
dotados física moral o intelectualmente, sino los más astutos, los más
egoístas, (…) los que colocan su bienestar personal sobre cualquier
consideración de humana solidaridad y de humana justicia.
Sin el principio de la propiedad privada no
tiene razón de ser el gobierno, necesario tan sólo para tener a raya a los desheredados
en sus querellas o en sus rebeldías contra los detentores de la riqueza social;
ni tendrá razón de ser la Iglesia, cuyo exclusivo objeto es estrangular en el
ser humano la innata rebeldía contra la opresión y la explotación por la
prédica de la paciencia, de la resignación y de la humildad (…) y para que los
pobres no aspiren a los goces de la tierra y constituyan un peligro para los
privilegios de los ricos, prometen a los humildes, a los más resignados, a los
más pacientes, un cielo que se mece en el infinito, más allá de las estrellas
que se alcanzan a ver.
Capital, autoridad y clero; he ahí la trinidad
sombría que hace de esta bella tierra un paraíso para los que han logrado
acaparar en sus garras por la astucia, la violencia y el crimen, el producto
del sudor, de la sangre de las lágrimas y del sacrificio de miles de
generaciones de trabajadores, y un infierno para los que con su trabajo e
inteligencia trabajan la tierra, mueven la maquinaria, edifican las casas,
transportan los productos, quedando de esa manera dividida la humanidad en dos
clases sociales de intereses diametralmente opuestos: la clase capitalista y la
clase trabajadora; la clase que posee la tierra, la maquinaria de producción y
los medios de transportación de las riquezas, de la clase que no cuenta más que
con sus brazos y su inteligencia para proporcionarse su sustento.
La propuesta de los liberales para la
reorganización de la sociedad era claramente anarco-comunista. En el manifiesto
llamaban a los desheredados a tomar la tierra, las fábricas, las minas, los
medios de transporte, almacenes comercios y casas. De esta forma la riqueza
social pasaría a manos de su verdadero dueño: el pueblo trabajador. Así la
producción tendría como fin el bienestar del pueblo.
Aconsejaban que la riqueza debía ser
inventariada para sostener al pueblo mientras durara la revolución. Los
trabajadores debían ponerse de acuerdo para trabajar en común los medios de
producción, muriéndose de hambre solo aquellos que no quieran trabajar a
excepción de los que justifiquen que no lo pueden hacer.
Todo lo que se produjera sería enviado a un
almacén general del que todos tendrían derecho a tomar todo lo que necesiten
según sus necesidades, sin otro requisito que mostrar una contraseña que
demuestre que está trabajando. Evitar la división de la tierra, es
indispensable trabajarla en común igual que las fábricas.
-Posición frente al Sindicalismo.
Puesto que considero al sindicalismo como una
organización vital para la defensa de los intereses inmediatos e históricos de
la clase trabajadora, y en este sentido me siento defensor y militante de éste,
hago un énfasis en la posición de Ricardo Flores Magón frente a este organismo
citando una parte de una carta dirigida a Nicolás T. Bernal en el año de 1921,
un mes antes de su asesinato, Ricardo Flores Magón le expresaba la síntesis de
su posición frente al sindicalismo, la cual comparto de principio a fin.
En la carta, le menciona lo agradecido que está
por el apoyo de numerosos trabajadores y campesinos pertenecientes a sindicatos
en México. Recordemos que Ricardo sufre el secuestro por parte del gobierno
estadounidense.
“Es admirable ver a estos hermanos y compañeros
agrupándose, cuando antes no sabían que es indispensable para los trabajadores
unirse, consolidar sus energías para obtener fuerza. La agrupación de los
trabajadores sin embargo no es todo: es necesaria la unidad de propósito, de un
gran propósito. Unirse con el propósito de mejorar las condiciones de trabajo,
obtener mejores salarios, y menos horas de labor, es bueno porque en ello se
encuentra un alivio, pero el alivio es pasajero porque los amos aumentan los
precios de los artículos de primera necesidad (…) y al término de los pocos
meses los trabajadores ya se encuentran en las mismas condiciones que antes.
(…) Así pues, la aspiración de los trabajadores organizados debe ser más grande
(…) esta aspiración es la abolición de la propiedad privada.
…es necesario que los trabajadores organizados
modifiquen sus constituciones sociales, estatutos, reglamentos, haciendo el fin
de su agrupación, la expropiación y administración de la tierra y las
industrias por ellos mismos.
Si tenemos que aprender alguna cosa de la
burguesía es su solidaridad. La burguesía está sólidamente unida y obra como un
grupo en la defensa de sus intereses. Los trabajadores deben hacer lo mismo…”.
En otra de las cartas -que no tengo a la mano-,
Ricardo, seguramente bajo una desilusión del actuar de algunos nacientes
sindicatos en México, refería a una amiga que, si bien el sindicalismo por sí
solo no conduciría al proletariado a la revolución social, sí era importante
participar en él para evitar que cayera en posiciones políticas retrógradas, y
que seguramente el día del levantamiento general tendría un papel
importantísimo en la construcción de la nueva sociedad.
Las palabras del revolucionario oaxaqueño me
terminan de convencer de que el Frente Auténtico del Trabajo (FAT)
–organización en la que milito actualmente- debe desempolvar aquella vieja
máxima de tiempos de la insurgencia sindical, que enarbolaba “Por un
Sindicalismo Político, Militante y de Clase”.
Monterrey, Nuevo León, en el mes de Noviembre
de 2008
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