Médico regiomontano da testimonio sobre la guerra en Gaza


 Por José López  

La tarde del 29 de diciembre de 2023 el doctor regiomontano Aldo Rodríguez compartió su testimonio sobre la guerra en la Franja de Gaza en un evento organizado por el colectivo “Comida No Bombas”. La conferencia se llevó a cabo en un bar del Centro de Monterrey llamado “El Famoso Ahuizote”. El galeno, quien es egresado de la Universidad Autónoma de Nuevo León, es colaborador de “Médicos Sin Fronteras”, organización internacional que ayuda en países con conflictos bélicos, desastres naturales y epidemias.

El doctor Rodríguez ha participado en misiones humanitarias desde el año 2018 en países como El Congo, Sudán, Yemen y Afganistán, así como comunidades y pueblos de México.

Aunque aclaró que la organización es neutral en todos los conflictos, vio la necesidad de compartir su testimonio dada la gravedad de la situación en Palestina:

“Compañeros palestinos me pidieron que pase la voz de lo que está pasando en Franja de Gaza… que el mundo sepa de la masacre que están viviendo… la gente se siente muy abandonada. La gente piensa que fuera de Palestina nadie se preocupa por ellos. A pesar de todo el bloqueo, les dije que no están abandonados…”.

Rodríguez mencionó que es casi imposible entrar a la Franja de Gaza debido a que está sitiada desde el 2007 y sólo tiene cuatro accesos que son controlados por Israel.

Indicó que el norte de Gaza ha estado bajo ataques diarios y que está completamente desolado, abandonado. Hay 2.2 millones de habitantes que viven hacinados. No hay un lugar seguro para vivir. Hay bombardeos 24 horas del día.

Señaló que el 14 de noviembre logró entrar al sur de Gaza junto a sus compañeros y se establecieron en un centro de salud de Médicos Sin Fronteras.

Indicó que como Israel no permite ingresar ningún tipo de combustible los palestinos se mueven en burros por la ciudad. Al mismo tiempo hay drones israelís todo al día sobrevolando la ciudad y la gente tiene que soportar el ruido interminable que ocasionan estos aparatos sobre su cabeza.

El doctor relató que el hospital donde estaba trabajando estaba saturado de heridos y de familias completas que habían perdido sus hogares:

“El hospital estaba super saturado, gente tirada en el piso. En los jardines se instalaban familias porque tenían miedo de ser asesinadas por los bombardeos. Había quinientos o seiscientos pacientes en los hospitales, parecían el Metro en hora pico, demasiada gente.  (Había) refugiados que habían perdido sus casas y se sentían un poco más seguros… para no morir bajo los escombros.  (Había) Médicos palestinos evacuados de hospitales del norte de Gaza que habían sido bombardeados se fueron al sur a apoyar a su gente”.

El médico regio relató el terror y la desgracia con la que viven y mueren miles de palestinos ante los constantes bombardeos de Israel:

 “Al tercer día cayó un misil en un edificio donde había miles de refugiados. Se sintió el estruendo. Después se volvió caótico en el hospital. Fue impresionante ver como llegaban pacientes, en ese día recibimos ciento veinte pacientes. Lo más triste es que setenta ya estaban muertos o morían al llegar a urgencias. Treinta o treinta y cinco de esos muertos eran niños de menos de 15 años. Los familiares cargando a los niños con el cuerpo todo flácido ya sin vida y llegaban en fila a la sala de urgencias, gritando. Un niño cargado por un señor y cinco o seis familiares detrás de él.

Te quedas en shock viendo cómo llegan tantos niños o niñas ya muertos o muriendo en la sala de urgencias. Pero tienes que seguir para ayudar a los que todavía tienen esperanza de sobrevivir. La mayoría llegaba por heridas por bombas. No eran por armas de fuego. Aquí prácticamente todos los pacientes eran por bombardeos. Los que sufrieron el ataque directo no llegaban al hospital porque estaban calcinados, estaban bajo los escombros. Los heridos que llegaban al hospital estaban alrededor de la onda de calor. Llegaban con quemaduras graves, amputaciones traumáticas, sin extremidades, traumas craneoencefálicos, y el quirófano trabajando las 24 horas del día”.

El doctor mencionó en ese hospital todos los pacientes eran civiles, no vio ningún arma, no vio gente con ropa militar ni gente armada. Y aún así, después de diez días de estar apoyando tuvieron que desalojar el edificio porque Israel lo iba a bombardear.

 

 

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