Trabajadores de aplicación: sin derechos ni prestaciones.

 


Por JoseLo

La Union Nacional de Trabajadores por Aplicación (UNTA) es el primer sindicato nacional, legalmente constituido de repartidores y conductores de transporte privado, que laboran mediante el uso de plataformas digitales en México.

 Su registro ante la autoridad laboral es un logro notable tomando en cuenta que en los anteriores gobiernos se llevaba a cabo una política antisindical. Es bien sabido en los movimientos de trabajadores que era toda una osadía lograr la toma de nota ante la Secretaría del Trabajo, documento que otorga la validez legal de todo sindicato.     Ni que decir de intentar democratizar la representación sindical en una empresa. Durante todo el régimen neoliberal se apostó por favorecer a los sindicatos blancos o patronales, y a mafias de abogados que operan contratos colectivos fantasmas, nombrados así, dado que los asalariados nunca se enteran que existen ni mucho menos el contenido de éstos.

La importancia de la creación de este joven sindicato radica en la aparición de un nuevo tipo de trabajador con características especiales que lo hacen diferente en la forma pero no en el fondo. Esto debido a la flexibilidad en el horario y que no tienen un centro de trabajo fijo, no cuentan con ingresos fijos, ni un patrón o jefe visible, y lo más importante, las empresas no los consideran sus trabajadores, es decir, que no aceptan que exista un relación laboral.

 Para empezar a laborar deben conectarse a la red mediante una aplicación, la cual está contenida en un teléfono inteligente. De este modo el trabajador recibe instrucciones, se le asigna un cliente, le informan su destino y el pago de la comisión por el servicio prestado. 

Otra de las características es que el trabajador debe contar con un vehículo para desplazarse, un teléfono inteligente, y en  el caso de repartidores de motocicleta tienen que adquirir una mochila especial para llevar los alimentos. Así mismo tienen que pagar el plan de internet del teléfono, cargar con el mantenimiento y desgaste del vehículo y pagar el combustible.

Uber apareció  hace no más de diez años, como servicio de transporte privado, el cual fue desplazando a los taxis convencionales en las grandes ciudades. Se promocionaban cómo una forma de obtener ingresos extras durante el tiempo libre. Sin embargo, con el tiempo los choferes se fueron dedicando de tiempo completo a esta actividad hasta llegar a ser mayoría en la actualidad, conectándose hasta doce horas diarias.

Después surgió Uber Eats, Didi, Corner Shop, Rappi, entre otras, como servicio de entrega a domicilio de comidas y abarrotes. 

Los repartidores y conductores de transporte privado se pueden contar por decenas de miles en todo el país, convirtiéndose en parte importante vital en el transporte de personas y mercancías dentro de las grandes ciudades. Recordemos la etapa más fuerte de la pandemia de covid 19, en  la que la mayoría de la población permaneció en sus casas ante el riesgo de contraer el virus, los repartidores de aplicación se consideraron como indispensables para llevar comida y abarrotes hasta el domicilio de personas infectadas o vulnerables por su edad o tener alguna enfermedad crónica. 

Así la situación, los trabajadores por aplicación se enfrentan a una vida laboral compleja, sin derechos ni prestaciones de ningún tipo. Son trabajadores que no son reconocidos cómo tal por sus empleadores. Su lucha empieza con mucha desventaja en relación a otros trabajadores.

 En el siguiente texto voy a hablar  de la labor que ha desempeñado la UNTA y de los retos que enfrenta en su misión histórica en la lucha por los derechos de los trabajadores por aplicación.


  

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