La Cuarta Transformación y la derecha desorientada

Por José López F.
Hace cinco años arrancó en México la Cuarta Transformación con la llegada a la presidencia de Andrés Manuel López Obrador. No fue sólo un cambio de gobierno sino un nuevo régimen que tiene como bandera el combate a la corrupción, y que lleva a cabo un proyecto de nación enfocado en implementar políticas en beneficio de las clases populares y de la economía nacional.

Fue un giro de 180 grados que sacudió a la burguesía, clases medias y a la misma clase politica. Acostumbrados a chupar recursos públicos, a no pagar impuestos y hacer negocios al amparo del poder político, la clase capitalista ha mantenido durante todos estos años una campaña mediática feroz contra el presidente y su gobierno. Aun así no le ha funcionado nada bien, y es que AMLO puede presumir de tener una popularidad nunca antes vista en un presidente de casi un 70% a favor.

A pesar de los estragos catastróficos que causó la pandemia por Covid durante casi dos años, la economía popular se ha visto favorecida gracias a los programas sociales como las becas a estudiantes, la pensión universal a los adultos mayores de 65 años y el programa Sembrando Vida. También podemos mencionar los aumentos anuales al salario mínimo que representa casi un 100% desde que inició el gobierno, o el aumento en la cantidad de días de vacaciones para los trabajadores. Podemos mencionar también la ley que combate el outsourcing o la importantísima reforma  en favor de la democracia sindical que permite tener una representación auténtica frente a la empresa.

Este giro a la izquierda del gobierno mexicano ha generado todo tipo de reacciones en el debate público. Las conferencias mañaneras llevan los temas de interés nacional al debate en todos los frentes escapando de las cúpulas partidistas, de espacios academicos y de mesas de debate de periodistas en medios comerciales.

 Hoy en día el debate político se hace presente en las redes sociales, en los hogares, en el transporte público, en los trabajos, y en las reuniones entre amigos. Lo que la oligarquía llama "polarización" -en la que toma un posición de víctima-, en realidad se trata de una politización de las ciudadania y en particular de las clases populares. Si uno es más analitico podríamos incluso ir más allá y tomar este fenómeno como un despertar de "conciencia de clase" pues si  hay algo que molesta mucho a las élites es que se les señale como una clase egoista, ambiciosa, racista y corrupta,  culpable de la pobreza, la violencia y el atraso en el desarrollo del país.

A poco más de un año de que se realicen nuevamente elecciones para Presidente, vemos una oposición de derecha desorientada, dividida y sin identidad. Despojada de la máscara democrática, la alianza PRI PAN PRD no genera confianza entre el pueblo aunque sí mantiene un voto duro entre la clase media y la burguesía. Mal aconsejados por analistas aburguesados, estos partidos enfocan todas sus energías en hacerle la guerra mediática y judicial al dirigente político más popular de México.

Se dice que el próximo presidente o presidenta va a decidirse no en las elecciones del 2024 sino en la contienda interna de Morena que se realizará en los proximos meses.

Mientras tanto, al no funcionarle su desangelada alianza del PRIAN, la oligarquía podria estar viendo a Movimiento Ciudadano como un plan B para recuperar la Presidencia de la República. Sin embargo le va a resultar un poco dificil pues la opción naranja lo ha rechazado en muchas ocasiones y no desea hundirse en el mismo barco que los mayores perdedores de elecciones en los últimos años. Quizá si la oligarquía les cede el privilegio a MC de designar ellos al candidato dentro de sus filas tendrían algo de chance. Aunque, como hemos visto, ninguno de estos partidos de oposición se llevan muy bien que digamos, solo falta voltear a Nuevo León donde una lucha encarnizada se da entre el junior sampetrino Samuel García y el Congreso prianista.